Y continuas caminando
hasta que te das cuenta de que estás siguiendo los mismos pasos, que sigues ahí
caminando igual que la última vez, y no quieres no quieres recibir más
críticas, más risotadas, no lo soportas. Y entonces comienza tu duda, sobre lo
realmente importante ¿A ti te gusta? ¿A ti te ilusiona? y las respuestas sobre
esto son mucho más importantes de lo que nos imaginamos, porque ¿para qué
juntar dos corazones que no sienten nada el uno por el otro? ¿Qué no se ponen
rojo vivo?¿Que no empiezan a latir rápidamente cuando lentamente te aproximas a
besarme, a agarrarme y no digo nunca soltarme, pero a sostenerme con tal
intensidad y a la vez delicadeza,? de tal forma que sientas que el nunca, nunca
llegará aunque probablemente llegue algún día, según como entendamos esta
guerra de conceptos, que pocas veces se
aclaran cuando salen de mis labios.
Entonces dime, ¿Para
qué unir dos corazones si no son los indicados? Si vemos que no, lo observamos,
¿Para qué?
Con ese fin, unamos
nuestros cuerpos, y dejemos que la noche, el día siga su curso y nosotros el
nuestro, en un continuo mar de placer ajeno a nuestros sentimientos. Pero
entonces ¿para qué?
Dime para que
intentar algo relativamente improbable y estúpido.
No quiero forzar más
a mi no tan rojo corazón.
No hay comentarios:
Publicar un comentario